La Organización de Estados Americanos (OEA), anunció este miércoles que escogerá un nuevo secretario general durante el primer trimestre de 2025, quien sustituirá al actual titular, el uruguayo Luis Almagro, al finalizar su período en mayo de ese año.

El organismo precisó que los aspirantes al cargo deberán cumplir dos etapas previas a la selección. En primer lugar, sostendrán un encuentro el próximo 10 de febrero, con los Estados que integran la organización y, luego, otro con representantes de la sociedad civil, previsto para el 11 del mismo mes.

Almagro y su tristemente célebre gestión

Luis Almagro abandonará su cargo con el estigma de haber contribuido a convertir la OEA en una carcasa vacía y en una herramienta de su mayor contribuyente, Estados Unidos, para la defensa y protección de sus intereses particulares en la región.

Diversos informes que han visto luz durante los últimos años, evidencian las múltiples violaciones cometidas por el uruguayo a los principios fundamentales de la OEA.

En marzo de 2023, el co-director del Centro de Investigación en Economía y Política, Mark Weisbrot, declaró que las violaciones éticas reportadas en días previos por la agencia The Associated Press, sobre viajes pagados por la OEA junto a una empleada con quien sostenía una relación íntima durante un largo período, son solo “la punta del iceberg”.

“Lamentablemente, esta no es la única, ni la más grave, de las violaciones a las reglas de la OEA que han ocurrido bajo la dirección de Almagro. Su papel, y el de los observadores electorales de la OEA en el golpe militar de 2019 en Bolivia, ha sido bien documentado,” aseguró Weisbrot.

El investigador cuestionó el rol que el titular ha jugado durante su mandato en la percepción de desconfianza que se ha construido en torno a la organización que dirige desde mayo de 2015.

“Irónicamente, la OEA tiene el mandato de proteger la democracia en el hemisferio, pero los Estados miembros la ven cada vez más como un ejemplo de lo que sucede cuando se derrumba el estado de derecho”, sentenció.

Actuación en la región

El papel decisivo del Almagro en la legitimación del golpe de Estado contra el entonces presidente Evo Morales, en 2019, quedó asentado también en el libro “Luis Almagro no pide perdón”, de la autoría de los periodistas Gonzalo Ferreira y Martín Natalevich, donde se reseña que el secretario general admitió una importante responsabilidad en los hechos y “hasta se enorgullece de haber podido contribuir con un proceso de reelección que sobrepasaba el marco legal”, aseguran.

Pero Bolivia no fue su único centro de operaciones. Almagro ha desarrollado un papel preponderante también en casos como el de Venezuela con el apoyo al bloqueo en su contra y al otorgar beligerancia al autodenominado gobierno de Juan Guaidó; asimismo, tuvo una cuestionable actuación en el caso de Lawfare contra Rafael Correa en Ecuador y con su apoyo a la represión en las movilizaciones populares en Chile durante los años 2019-2020, contra la administración del entonces presidente, Sebastián Piñera.

Una OEA deslegitimada

Antes de Almagro, la OEA se había convertido en el referente de una organización de actuación claramente parcializada ante los gobiernos de la región, debido a la presencia hegemónica de Estados Unidos y Canadá.

Las reiteradas y permanentes acciones injerencistas en procesos internos de países latinoamericanos no alineados con intereses norteamericanos, llevaron a la conformación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), como alternativa al organismo multilateral que, en esta ocasión, se propuso como espacio para la integración regional, partiendo de la cooperación, complementariedad, pero fundamentalmente, fundada sobre el respeto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos, lo que en el marco de la OEA se expresó únicamente como letra muerta.

Pero será un balance integral de la OEA tras el paso de Almagro, diez años después de su llegada, lo que pondrá en evidencia el cascarón vacío en el que año a año, acción a acción, logró convertirse, gracias a la actuación servilista y obediente de este personaje.

Almagro, OEA y el cascarón vacío