"Yo, el general Doung Van Minh, presidente de la administración de Saigón, ordeno a todas las fuerzas de Saigón que dejen las armas y se rindan incondicionalmente al Ejército de Liberación Nacional": así fue la capitulación oficial, en medio de la estampida de militares y diplomáticos de Estados Unidos y sus protegidos del gobierno depuesto.

Era el 30 de abril de 1975 y, en señal de victoria, el Frente Nacional de Liberación y las Fuerzas Armadas de la República Democrática de Vietnam colocaron la bandera roja y de estrella amarilla en el Palacio Presidencial, mientras sus tropas paseaban las calles de Saigón, de inmediato rebautizada como Ciudad Ho Chi Minh, lo cual marcó el fin de una guerra que duró 20 años y su epílogo fue la estrepitosa huida de los vencidos.

Las imágenes de aquellos días forman parte de la memoria colectiva mundial: helicópteros estadounidenses evacuando diplomáticos desde el techo de su embajada y cientos de civiles vinculados al régimen sureño intentando escapar desesperadamente.

Este acontecimiento no solo representó la conclusión de la guerra, sino también el inicio de la reunificación nacional que transformaría profundamente al país, artificialmente divido en dos desde su descolonización en 1954 y que se consolidó administrativamente el 25 de abril de 1976, con las elecciones a la Asamblea Nacional, respaldada por el voto del 98,8% de la población, la cual proclamó oficialmente, el 2 de julio de 1976, a la actual República Socialista de Vietnam.

Impacto de la caída de Saigón en la política internacional

La derrota de Estados Unidos y sus aliados en el sudeste asiático simbolizó el fracaso de la propagandizada “política de contención del comunismo”, impulsada por Washington, y significó un duro golpe a su prestigio y poderío militar global.

El desenlace de la guerra evidenció los límites de la intervención estadounidense en conflictos locales, provocó una crisis de confianza en la política exterior de la potencia beligerante y demostró que la superioridad militar no garantiza la victoria en guerras de insurgencia y desgaste, lo que llevó a una revisión de la doctrina militar y diplomática estadounidense en los años siguientes.

En el contexto de la Guerra Fría, la reunificación de Vietnam bajo la bandera del Socialismo, fortaleció la posición de la Unión Soviética y China, que vieron consolidar su influencia en la región. Para los movimientos de liberación nacional y los países del Tercer Mundo, la victoria vietnamita se convirtió en un símbolo de resistencia frente al imperialismo e inspiró luchas similares en otras partes del mundo.

La caída de Saigón marcó el inicio de una nueva etapa en la política internacional, en la que Occidente comenzó a reconstruir su discurso ideológico bajo los preceptos de los derechos humanos, desplazando el enfoque de la “lucha anticomunista” hacia la promoción de valores democráticos y la denuncia de supuestas violaciones en los países socialistas.

De la economía centralizada al "socialismo de mercado"

Mercado de productos agrícolas en una urbe de Vietnam.

En 1986, el VI Congreso Nacional del Partido Comunista de Vietnam marcó otro punto de inflexión con la adopción del programa "Đổi Mới" (Renovación), el cual transformó profundamente la economía vietnamita y conservó el modelo marxista-leninista.

Representó una reinterpretación pragmática del Socialismo, permitiendo la existencia de una economía mixta que combina la planificación estatal con mecanismos de mercado. La nación pasó gradualmente de una economía centralizada a lo que denominaron "economía de mercado orientada al Socialismo".

Este giro atrajo inversión extranjera, desarrolló la industria manufacturera y de servicios, y convirtió al país en un importante exportador regional, lo cual apoyó las altas tasas de crecimiento económico durante décadas y contribuyó a reducir significativamente los niveles de pobreza, además de mejorar las condiciones de vida de millones de familias.

Medio siglo después de la reunificación, Vietnam se transformó de una nación devastada por la guerra, en una economía emergente con creciente influencia regional, al tiempo que logró avances notables en desarrollo humano, reducción de la pobreza y modernización de infraestructuras.

Por tanto, la conmemoración del Día de la Reunificación Nacional representa mucho más que el recuerdo de una victoria militar, pues simboliza el inicio de un camino de transformación que ha llevado al país desde el aislamiento y la devastación, hacia una gradual integración en la economía global.

El caso vietnamita representa un ejemplo particular de desarrollo: un modelo que combina elementos aparentemente contradictorios -control político con apertura económica- en su búsqueda por conciliar crecimiento económico, estabilidad política y mejora del bienestar social de su población.

Las acciones del Đổi Mới

La industria electrónica es un pilar fundamental en el desarrollo económico de Vietnam.

Algunos de los cambios más importantes, que marcaron la transición hacia una economía orientada al mercado bajo control del Estado, fueron la entrega de la gestión de tierra a las familias campesinas, con derecho de uso a largo plazo y de transferencia, herencia, además de estimular la inversión rural y la eficiencia.

También las empresas estatales recibieron mayor autonomía, se fomentó la creación de empresas privadas, lo que permite la competencia y la innovación en el sector productivo. Al mismo tiempo eliminaron los controles estatales sobre los precios, mientras permiten que el mercado determine los valores de bienes y servicios.

Asimismo, introdujeron una reforma monetaria y financiera, que creó un nuevo “dong” (moneda local), unificaron el tipo de cambio e impusieron disciplina financiera a todas las empresas, con énfasis en las estatales.

Otros elementos del Đổi Mới son: eliminación de restricciones al comercio internacional, con una estrategia orientada a la exportación, atraer la inversión extranjera directa y facilitación de acceso a los mercados globales. El Gobierno creó, además, marcos legales y condiciones favorables para la entrada de capital y tecnologías foráneos.

Resultados a la vista

Como uno de los primeros resultados, Vietnam pasó de ser importador de arroz a convertirse en uno de los principales exportadores mundiales del cereal y otros productos agrícolas. Lograron controlar la inflación y mantener la estabilidad macroeconómica.

El crecimiento del producto interno bruto (PIB) es sostenido, con tasas superiores al 7% en varias décadas, en tanto, en 2019 fue 11,5 veces mayor que en 2001.

La transición de una economía centralizada a una de mercado orientada al Socialismo, bajo la guía del Estado, es el motor del "milagro vietnamita", que permitió al país superar la pobreza masiva de la posguerra y avanzar hacia el objetivo de convertirse en una nación de ingresos altos para 2045.

Vietnam: la más amarga derrota de EEUU