El gobernador bolsonarista de São Paulo (Brasil), Tarcísio de Freitas, llevó a cabo una subasta para privatizar la construcción y mantenimiento de 17 escuelas públicas.

Novas Escolas Oeste SP fue el consorcio que resultó ganador, con una oferta de 3.380 millones de reales (unos 580 millones de dólares).

La subasta se realizó en la sede de la Bolsa de Valores (B3) en São Paulo, bajo una fuerte custodia policial, esto debido a que centenares de personas se instalaron a las afueras de la entidad para expresar su rechazo a la privatización de escuelas públicas.

Los manifestantes portaban carteles con frases como “mi escuela no está en venta”. Diversas organizaciones, incluyendo la Unión Municipal de Estudiantes de Enseñanza Secundaria de São Paulo (UMES), condenaron la privatización como “criminal” y denunciaron la falta de diálogo.

Un plan para achicar el Estado

El consorcio liderado por Engeform Engenharia LTDA, en sociedad con la empresa Consolare —reconocida por gestionar cementerios en São Paulo—, será responsable de construir y gestionar las escuelas por los próximos 25 años.

En términos concretos, el gobierno de São Paulo pagará 11,9 millones de reales (dos millones de dólares) mensuales al consorcio, que deberá completar la construcción de las 17 escuelas en un plazo de un año y medio.

Según el gobierno, esta privatización contempla la construcción de 462 aulas para atender a 17.160 estudiantes en diversas ciudades del estado. Entre los servicios que proveerá el consorcio figuran alimentación, seguridad, limpieza y mantenimiento de la infraestructura. Sin embargo, el sector educativo manifiesta preocupación sobre cómo impactará esta medida en la calidad y accesibilidad de la educación pública.

Este lote es solo el comienzo de una ola de privatizaciones en el sector educativo impulsada por Tarcísio de Freitas, quien planea subastar un nuevo grupo de 16 escuelas el próximo mes, además de otras 173 instituciones ya construidas.

En palabras del gobernador de São Paulo, este movimiento es un “paso fundamental” para “reducir el tamaño del Estado” y priorizar la inversión del capital privado en áreas clave, de ahí el temor de diversos sectores de la sociedad.

Los detractores argumentan que esta medida no solo privatiza infraestructuras, sino que impacta profundamente en el derecho a la educación pública. Para ellos, entregar el control de las escuelas a una empresa con antecedentes en servicios funerarios y denuncias por mala gestión en cementerios es una “decisión incomprensible” y potencialmente peligrosa para el futuro de la educación en São Paulo.

Protestas de estudiantes y educadores

Desde que se anunciaron los planes de privatización, las manifestaciones de estudiantes, docentes y sindicatos se han intensificado.